Me niego a hacer comentarios sobre esto. Ojos que no ven...
Tengo que decir que en el post anterior mentí. No controlo mis impulsos de suicidio social.
El lunes pasado salimos de cursar unos min. más temprano, y nos pusimos a hablar boludeces acodadas en la baranda del segundo piso. En eso veo una latita de Quatro apoyada inocentemente al bordeciiito de dicha baranda.
Una de las chicas hizo un chiste sobre qué bueno estaría empujarla, y no se... me salió de adentro. Fue un toquecito, un empujoncito de morondanga, y la latita ya estaba cayendo, y yo que con cara de consternación caía en la cuanta de que estaba medio llena...
No me quedé a ver las consecuencias, y no de forra, pero no me pude aguantar la risa. Después me di cuenta de que pude haber mojado a alguien, o peor, arruinarle la entrega del cuatrimestre.
Ya debería saber a estas alturas que mis impulsos incontrolables nunca terminan bien, sobre todo los relacionados con latitas (otra vez les cuento).
Banda Sonora: Everithing - Mary J. Blige.
viernes, junio 30, 2006
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3 comentarios:
Naty, no te sientas mal. Al parecer es algo que llevamos todos dentro "el minuto fatal" (como se titulaba una tira cómica hace años de un periódico argentino...)
Mi padre, que hasta que murió nos contaba esta historia y nos mostraba su dedo pulgar del pie derecho medio "scoñato", jugaba con sus compañeros a patear latas en la calle. Mi padre hubiera cumplido 90 años en febrero así que supongo que mucho más no habría para patear en las veredas...ignoro también porqué había tantas latas, o tal vez eran las "pelotas" a falta de pelota de verdad o de trapo.
Pues una vez le desafiaron a que pateara a tal distancia una lata, y ya se sabe, los adolescentes siempre son así, deben demostrar que pueden...
Mi padre tomó impulso y pateó, pero la lata estaba boca abajo, cubriendo un resto de viga de cemento...
Estuvo no sé cuánto sin poder caminar, hasta que más o menos sanó y la vida siguió normal, pero la pregunta es ¿el "gracioso" que sabía que cualesquiera de la barrita aceptaría el desafío, pensó en lo que hacía cuando puso la lata sobre un zocotroco de cemento armado?
Besos
Nfer
Algo parecido me pasó.
Vivía antes en una casa con muuucho patio, con pendiente en subida hasta el fondo, dónde había un galpón.
Un día salgo, y a pasos de la puerta había una lata toda oxidada. Fu un instante, ni lo pensé. Tomé carrera y la pateé.
Mis ojos reaccionaron antes que mi pie: ¿Por qué la latita sólo había dado contra la base de la puerta del galpón si le había pegado con todas mis fuerzas?... Estaba llena de cemento.
Yo pense que las latitas se habian ido con el 1 a 1.
La próxima vez explayate mas con el tema del suicidio social.
Mientras leo lo que escribiste escucho (y recomiendo) Scarborough fair/Canticle de Simon & Garfunkel, y después Turf.
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