viernes, mayo 29, 2009

Catata

"Catata", sin nombre ni apellido, junto con su mujer "La Tata", es uno de los personajes más pintorescos de mi niñez. Casi salido de un texto de Cervantes, parte filósofo bucaresco parte arlequín, aparece siempre en épocas de buen clima a celebrar una fiesta, a contar historias estrafalarias, a exhibir conocimientos dudosos y recordar con más queun poco de añoranza tiempos pasados de su niñez.

Llegaba siempre con un montón de golosinas, una amaca paraguaya y la promesa de diversión cuasi mágica y teatral amontonadas en el asiento trasero. Como un duende, o mi versión personal y no imaginaria de "Bogus".

Hoy de grande aún me alegra, y aunque las fábulas tienen más pinta de embustes, y su filosofía más de cursi vulgaridad, sigo percibiendo esa fuerza gravitatoria, esa magia, que hizo que de chica lo adorara. Brindo por su presente de actor de la vida y niñez sana y pobre de días de pesca, piedra y hondas y polenta con pajarito.

1 comentario:

P4NCH1 dijo...

Lindos recuerdos de un gran personaje.

Salud!