El martes fue mi cumple, pero esa misma noche me enteré de algo que es más importante, y es lo que voy a postear.
Convirtieron el eden de mi niñez en un desierto, y no estuve ahí para verlo. 40 años de recuerdos, malos y buenos, grandes y pequeños, cotidianos y no tanto, perdidos. Mis hijos no van a a conocer uno de los lugares en los que su madre, su abuela, su bisabuela y su bisabuelo fueron tan felices. Todo va a cambiar, y no voy a estar ahí para verlo, para llorarlo, para recordarlo una última vez, para sacrale fotos y no olvidar...
Para cuando vuelva va a ser un terreno de 50 por 100, llermo y vacío, sin ningún significado para mí. Todo fue arrancado de su raíz, todo será demolido y enterrado.
Y yo no estoy allá... Estoy acá... ¿Qué hago acá?... No estoy allá... Nunca más voy a estar ahí...
Y todo lo que queda es un recuerdo, una lágrima presente, una sonrisa pasada, y la esperanza de que mi creencia de que los cambios son para mejor sea verdad.
viernes, septiembre 16, 2005
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3 comentarios:
como estamos con los deprendimientos!! A mi me venden la casa de mis bisabuelos, a vos tu querido restaurant... basta por dios!
no te preocupes, yo tampoco lo pude ver, estaba muy ocupado en casa llevando las cosas al lado
Desolación es tu blog... posteate algo que me aburro!
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